El Reinado de Sangre de Vandire parte 1
Se le veía como un hombre severo e intransigente, violento e irascible, que
supo aprovecharse de la corrupción del Santo Sínodo para alzarse con el poder
en el m36.
Vandiere llego a ser el Alto Señor del Administratum utilizando el asesinato, la coacción
y chantajes, aunque esto quedaría como rumores, pues nadie se atrevía a
oponerse a él. Se opuso enormemente contra el
Ministorum y el poder que este tenía y hasta decidido a acabar con la tiranía
del Ministorum. Algún tiempo antes de ser ascendido se encargo de que el próximo
Eclesiarca fuera Paulis III, un incompetente y degenerado miembro de la Eclesiarquía,
el cual podría manipular según sus intereses.
Con el poder en sus manos como Alto Señor del Administratum,
sería lógico haber manipulado al Eclasiarca en las sombras, pero Vandiere declaro
como hereje a Pualis III, preparo un asalto a Ophelia VII, donde le ejecuto, y tomo su cargo como Alto Señor
del Ministorum, convirtiéndose en la
persona con más poder y más influyente en el Imperio.
Todo aquel Cardenal, Predicador
o Confesor que se le oponía era declarado como hereje y ejecutado por traición,
por lo que en poco tiempo no había nadie que se le opusiera por simple miedo, muchos
Cardenales intentaron escapar de Terra pero sus flotas se perdían en tormentas
de disformidad, Vandire se tomo esto como una señal de su razón y prosiguió colocando
personas de confianza en los puestos vacantes.
Aunque su idea original era eliminar el poder de la religión
en el Imperio, su reinado desembocaría en una orgia roja de sangre y muerte, su
mente tenia control sobre más de lo que debía y se le notaba perturbado, se
deleitaba en la muerte y la tortura de inocentes sin importar su inocencia o
cargos, a los que decía que limpiaba sus almas, caía en trances de los que volvía
en si proclamando que avía recibido mensajes del Emperador y tras los cuales estallaba
en una violencia mayor de la habitual.
Disponía de mapas detallados de la galaxia y una red de espías
que le informaban de rebeliones, se cometieron atrocidades mas allá de toda lógica
y sin cuestionarse las ordenes de Vandire, planetas de los que dudaba de su
lealtad eran bombardeados víricamente o se fundían los casquetes polares para ahogar
a la población entera, la milicia imperial le apoyaba firmemente y la carnicería
contra los que se le ponían o se intuía su rebelión, aunque fuera el mas mínimo
rumor sin fundamento eran eliminados de formas brutales y atroces, de forma
cotidiana. La lista no tendría fin, Vandire se aseguraría de que sus escribas
recogieran cada una de sus atrocidades, sus gestos y sus ideas.
Pocas organizaciones quedaron al margen del Reinado de Sangre,
solo el Adeptus Mechanicus y los Astartes estaban lejos de su escrutinio, pero también
hicieron durante mucho tiempo la vista
gorda, continuando sus quehaceres y
gobernando sus acciones.
Fue en el mundo agrícola
de San Leor, donde se informo de una secta secreta que el Ministorum no había detectado
antes, Vandire entro en cólera una vez más, sus informadores insistieron en
contarle más, la secta estaba compuesta
por no más de 500 mujeres , y recibía el nombre de las Hijas del Emperador.
Un grupo de mujeres que entregaban sus vidas al Emperador y se le dedicaban adoración
mediante la pureza interior y el estudio de las artes marciales antiguas.
Vandire partió a San Leor, lo más rápido
que pudo.
Una vez en San Leor
una procesión enorme marcaba el camino del loco hasta la fortaleza de
las Hijas del Emperador, la gente a punta de pistola era obligada a alabarle y
a darle regalos, hasta los niños recién nacidos o los viejos fueron obligados a
arrodillarse a su paso. Que el imperio vea mi travesía como un recordatorio que
me ensalce, se retorcía ese pensamiento
en su mente.
Cuando intento entrar al templo las Hijas le negaron la
entrada pues no reconocían su autoridad y cerraron las puertas a cal y canto. Previendo
esto uso en práctica un plan, demostrarle que el Emperador mismo le protegía,
para lo que insto a uno de sus guardias a que le disparara, tras dudar el
guardia disparo y luces brillantes
desvanecieron el disparo laser.
El acto izo que las Hijas
del Emperador cayeran de rodillas viendo a Vandire como un agraciado y le juraron lealtad, lo que ellas
no sabían era que el disparo no lo paro el Dios Protector de la Humanidad sino
un Rosarius del Eclesiarca, un artefacto que incorporaba un campo protector.
Fueron llevadas a Terra y se las instruyo por los mejores
oficiales de la Guardia Imperial en las tácticas y el equipamiento moderno, se
concreto que el Adeptus Mechanicus les fabricara servoarmaduras propias y se
cambio el nombre de la orden, se llamarían ahora Esposas del Emperador, serian las guardas
espaldas del Tirano y le servirían en
todo, cualquiera que se revelara ante Vandire
era eliminado por las Esposas
del Emperador sin miramientos, ellas matarían a cientos solo con una palabra suya.
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